El Píxel es la unidad técnica y visual que integra las imágenes digitales de Favrizzio Suito. Se trata de un punto de articulación no sólo de las cualidades técnicas de configuración de la imagen, sino también de un eslabón conceptual que enuncia la familiaridad del artista con un medio y un lenguaje. Es a través de la aplicación de estos dispositivos técnicos que Favrizzio reconoce y configura un paisaje a la vez genérico y situado culturalmente.
Desde el filtro cromático de un reciclaje estético post-psicodélico las imágenes del nuevo orden –caótico- de la urbe matriz –Lima- se reproducen a escala en una ciudad satélite. Esta continuidad revela patrones de homogenización marcados por la hibridación cultural: desde los maniquíes de pelucas fosforescentes del complejo textil de Gamarra hasta los pesados bultos de los estibadores en el mercado central de Cuzco.
El retrato se inscribe en estos paisajes observados, registrados y pasados por un mixer electrónico como una entidad ajena a estos espacios. Se trata de un individuo definido por su desplazamiento continuo, por una condición esencial de desarraigo. La situación de outsider constituye un signo de diagnóstico: el nuevo ciudadano se define por su trashumancia, por su desplazamiento, por su condición migrante/ambulante y no por su permanencia en un lugar. Como muestra la animación Revelaciones, la identidad se encuentra al borde del camino. La observamos desconcertados proyectada en el cielo, nos confunde y deslumbra en un calidoscopio, para luego regresar a nosotros como un escupitajo o un excremento de paloma sobre el hombro. Y es que se trata de una identidad definida por el conflicto y el malestar; ya sea por parte del provinciano migrante conductor de combi, o del limeño inconforme que vive en la provincia.
En una vorágine de elementos antagónicos se reproduce la imagen de la identidad en el espejo. Puede resultar similar al rostro de un monstruo en medio de la lluvia ácida. Pero describe la condición existencial del errante.
Miguel Zegarra.
Lima, junio 2005
Desde el filtro cromático de un reciclaje estético post-psicodélico las imágenes del nuevo orden –caótico- de la urbe matriz –Lima- se reproducen a escala en una ciudad satélite. Esta continuidad revela patrones de homogenización marcados por la hibridación cultural: desde los maniquíes de pelucas fosforescentes del complejo textil de Gamarra hasta los pesados bultos de los estibadores en el mercado central de Cuzco.
El retrato se inscribe en estos paisajes observados, registrados y pasados por un mixer electrónico como una entidad ajena a estos espacios. Se trata de un individuo definido por su desplazamiento continuo, por una condición esencial de desarraigo. La situación de outsider constituye un signo de diagnóstico: el nuevo ciudadano se define por su trashumancia, por su desplazamiento, por su condición migrante/ambulante y no por su permanencia en un lugar. Como muestra la animación Revelaciones, la identidad se encuentra al borde del camino. La observamos desconcertados proyectada en el cielo, nos confunde y deslumbra en un calidoscopio, para luego regresar a nosotros como un escupitajo o un excremento de paloma sobre el hombro. Y es que se trata de una identidad definida por el conflicto y el malestar; ya sea por parte del provinciano migrante conductor de combi, o del limeño inconforme que vive en la provincia.
En una vorágine de elementos antagónicos se reproduce la imagen de la identidad en el espejo. Puede resultar similar al rostro de un monstruo en medio de la lluvia ácida. Pero describe la condición existencial del errante.
Miguel Zegarra.
Lima, junio 2005
Escupiendo al Cielo



- Gamarra









- Revelaciones










Siempre odié las computadoras. Me parecían estúpidos, mediocres y alienados quienes las usaban para crear algo "artístico".
En el 2002 entré a trabajar a Antena 3 Producciones, y las computadoras me bombardeaban. Los comerciales, cortometrajes, documentales y video-clips hechos por los directores del Área de Publicidad, eran filmados con cámaras de cine, y no soportaba que esos productos sean manipulados por los diseñadores gráficos, dándoles efectos o mejorando la luz de las películas. Así mismo empecé a visitar los festivales de Video – Arte. Encontré algunos trabajos muy bien pensados, que me causaron una grata impresión. De cierto modo no me gustaba que llamasen arte a estos trabajos digitales.
En el 2003, uno de los directores de Antena 3, me dijo que usara la computadora para crear un angelito (sacado de un cuadro renacentista) cargando una botella de cerveza, para usarlo como imagen principal del story board. Después de tanta lucha interna, tuve que ir donde uno de los diseñadores gráficos, y me explicó a la volada como se utiliza Photoshop. Desde ese día me di cuenta que la computadora era también una herramienta fabulosa para crear, tan útil como un pincel, una gubia y cualquier herramienta de un artista.
Empecé a ver los Video – Artes con otros ojos. Me puse a investigar y a estudiar sobre artistas que utilizan otros soportes como Stelark, Eduardo Kac y John Cage (Artes Electrónicas). Me pareció tan concreta y válida la utilización de soportes ajenos al lienzo u otros soportes tradicionales.
En el 2004 tuve un sueño que ocurre a partir de la lectura del Apocalipsis. Es el punto de partida para crear paisajes de aparente tranquilidad contra paisajes de evidentes tormentas interiores, basadas en fotografías disímiles. Es así que realicé el video animación Revelaciones, donde priman las tonalidades rojas, con un audio turbio, confuso y robótico mezclado con imágenes psicodélicas. Allí represento el estado de soledad de los hombres al que hace referencia el libro de la Biblia.
En Cusco continué con un proyecto personal, iniciado en Lima a mediados del 2003, basado en el comercio popular en el Perú. Intentaba representar el mundo conflictivo dentro de este importante sector de la sociedad, nacido de la necesidad y la falta de trabajo estable para el ciudadano promedio, problema común en Latino América. Las luces de neón, los cargadores, el vendedor de ceviche, los maniquíes, los jaladores, los ambulantes y comerciantes (formales e informales) saturan las calles creando una tormentosa movilización peatonal y vehicular. ¿Realidad o ficción? Realidad. Tomaba conciencia de lo que veía, de lo que hastiaba: las calles pegajosas llenas de basura, olores a comida, sudor, monóxido de carbono y axila mezclados con los desperdicios orgánicos y desagüe, así como también los gritos de los cobradores de combis (transporte popular improvisado), los ambulantes y otros transeúntes que te empujan para pasar sin pedir permiso, los taxistas y los microbuseros atropellando sin conciencia, subiéndose a las veredas para ganar a su competencia y deteniéndose cuando les da la gana, la música de algún vendedor de CDs piratas, los megáfonos y los parlantes de cada puesto o carrito promocionando sus productos a todo volumen, religiosos que corean el Ave María imponiendo sus voces ante todo el ruido mencionado.
Todo esto me hizo dar vueltas la cabeza y me impulsó a crear. Empecé diseñando y produciendo stickers para pegarlos en todos los rincones de la ciudad, pero al final no me convenció la idea. Entonces recreé el caos de los espacios chicha mezclados con el desorden de la vida cotidiana y colorida de los personajes de estos espacios, a través de un collage de fotografías tratadas psicodélicamente. Luego uní este caos al sonido ambiental de calles y mercados. El resultado final fue el video Gamarra, donde juego con imágenes recortadas avanzando rígida y atolondradamente. Presento los maniquíes como observadores y como vírgenes contemporáneas así como también las distintas personas que concurren y trabajan en los puestos formales e informales de este gran centro comercial popular. El video es una síntesis visual y sonora de este universo tan contradictorio y tan cotidiano.
A finales del 2004 realicé un nuevo video, completando la trilogía. Así ligué los dos videos anteriores para crear uno tercero donde representara las dos visiones del Apocalipsis: una más mental e íntima (Revelaciones) y una más concreta y cotidiana (Gamarra). Entonces completé el círculo con las imágenes de mis pinturas, esculturas, dibujos y fotografías así como con una música íntegramente compuesta por medios electrónicos. Así toma vida Escupiendo al Cielo, una forma de asumir la inconformidad ante el caos que nos manipula sutilmente, ante todo lo que uno deshecha de sí mismo pero regresa sin que lo desee.
Favrizzio Suito Rizo Patrón
Cuzco, junio 2005